Después de mucho tiempo sin escribir, sin daros noticias por medio de este blog sobre mi vida, hoy me he decidido hacerlo. No quiero que parezca una excusa el decir que he estado muy ocupada con los estudios porque es cierto, desde que llegué de Irlanda no he parado y este último mes se complicó todo más con la noticia del tumor de mi abuela.
Hoy quero compartir con vosotros la experiencia que he vivido a su lado durante este mes.
Todo empezó a finales de marzo, cuando después de sospechar que algo le pasaba a mi abuela por algunos comportamientos que yo misma achacaba a la edad, 80 años, los médicos nos dijeron que habían encontrado un tumor en su cabeza, concretamente en el hipotálamo, y que no le daban más de 30-45 días de vida. Enterarme fue un palo tremendo y pensé ¡Diós mío, un mes de vida, un mes que me queda para estar con ella!... también un mes justo para acabar mis estudios. El estrés que empecé a sentir fue increible, hasta que decidí dejarme llevar y hacer todo lo posible en los dos ámbitos.
Cada día iba a visitar a mi abuela, aunque fuera un ratito, pero ahí estaba con ella; hablábamos, me contaba historias de la família, concretamente una muy curiosa de mis tatarabuelos, emigrantes españoles en Cuba, que me apunté en la agenda. Tomé el hecho de que se iba a morir como una oportunidad muy grande para poder estar con ella, saber de mis antecesores, vivir unos momentos tan duros a su lado y poder despedirme.
No tardó en darse cuenta de que el final de su vida se acercaba y es curioso como las personas mayores antes de morir saben que les queda poco, ella no tenía miedo, sólo sentía pena por dejarnos a nosotros, pero también una emoción enorme por reencontrarse con mi abuelo, incluso decía que algunas noches lo veía como se acercaba a darle un beso y al intentar girarse para poderle corresponder él desaparecía por la ventana, yo la creí y la sigo creyendo, mi abuelo estuvo con ella en todo momento, seguro.
Poco a poco, su cuerpo dejaba de responderle, primero un brazo, después la pierna, luego medio cuerpo, no enfocaba bien la vista, así que pasó de ir sola al lavabo a tener que ir con alguien que la ayudara, de caminar por si misma a utilizar una silla de ruedas y finalmente a necesitar ayuda en la cama, para nosotros era muy duro tener que ver todo eso, pero ella era feliz, nos decía que se iba a poner bien, aunque contrariamente sabía que llegaba el momento de la despedida, pero ella insistía y insistía en que estaba bien, inlcluso me consta que cuando ya casi no tenía voz y se le preguntaba "¿Estás bien?", ella respondía: "100%", fue un ejemplo de fuerza y coraje.
Juntas nos reiamos de algunas tonterías que le hacía y de otras que ella contaba. La visiaron un montón de personas que la querían y ella decía que estaba mejor cuidada que nadie, que moría como una auténtica marquesa. Pude hablar con ella de temas nuestros que a las dos nos pesaban del pasado, nos dijimos todo lo que nos teniamos que decir, no quedó nada pendiente, es de nobles saber pedir perdón, saber perdonar, saber olvidar y saber decir "te quiero" y a todos los que leeis esto os digo que no espereis al momento límite para decir las cosas, sino que ir diciéndolas cuando suceden, teneis que saber también recibirlas y asumirlas tanto sea que os concedan un perdón como que lo tengais que conceder vosotros, la vida es un suspiro.
Siguiendo con lo de mi abuela quiero contar que la família contrató a dos señoras rumanas para que nos ayudaran a cuidarlas "Uoltea" y Ana, lo hicieron muy bien y para mi forman parte de nosotros por todo lo que vivimos juntas, no sólo lo de mi abuela, sino el escucharlas y aprender de ellas la dureza de la vida. Mi abuela las quería mucho y ver lo bien que se portaron vinieron algunas preguntas a mi cabeza ¿Cómo puede haber tanto racista en el mundo si todos somos una raza, la humana? Nadie sabe lo que esas dos mujeres se esforzaron por trabajar lo mejor posible para atender a mi abuela y luego metemos a todo el mundo en el mismo saco y decimos "los rumanos són mala gente, los chinos también, los marroquís, etc", todo el mundo es malo menos nosotros mismos. Yo no digo esas cosas, pero aquí se demuestra que en el mundo hay de todo, no podemos englobar todas las malas acciones de las personas y hacer comentarios tan viles porque aquí la mayoría de gente que viene de otro país lo hace con un pasado atrás muy duro y viene para trabajar, salir adelante, ellos y sus famílias y si alguien no viene en esa situación o en otra similar, o simplemente si alguien viene y incumple las normas o las leyes, por decirlo de alguna manera, no toda su sociedad lo ha hecho, sino esa persona. He de decir que yo estoy orgullosa de que esas dos mujeres tan buenas hayan llegado a la vida de nuestra família en estos momentos tan duros, han sido un gran apoyo.
Otra vez me he vuelto a ir del tema...
Mi abuela lo dejó todo listo para cuando llegara su hora, arregló todo para que a nadie le faltara nada y supo marcharse dejándonos a todos un muy buen recuerdo.
Me siento orgullosa de haber podido vivir una experiencia así, de haberle podido decir tantas y tantas cosas y de haber escuchado otras tantas por su parte, de no haber tenido "tabús" e incluso de haber participado en su cuidado con todo el amor del mundo.
Se fue feliz, dormida, no sufrió. Imagino que mi abuelo llegó, se puso a su lado, le dió la mano y se fueron los dos felices a recuperar estos años que han estado separados y dejaron a tres hijos, dos nueras y tres nietos que los recordaran toda su vida. Cumplieron con sus vidas: nacieron, sembraron y murieron, como todos haremos cuando llegue el momento.
Cuando leais esto pensareis que se me ha ido la cabeza diciendo todo lo que digo, pero me da igual, yo creo en la muerte física no en la espiritual y en que algún día tarde o temprano todos nos volveremos a ver, estaremos juntos de nuevo, por eso nunca hay que decir adiós, sino hasta siempre.
Hasta siempre, abuela.
Te quiero.